Pero cuando comienza la expansion de los ideales de Jesús y sus obras es a través de San Pablo, tambien llamado Saulo. San Pablo nacio entre el año 5 y 10 en Tarso en Cilicia Asia Menor la actual Turquia. La conversion de Pablo se relata que cuando iba en su caballo a buscar y matar cristianos este se cae y alrededor de él cae una luz resplandeciente y una voz le dice: " Saulo, Saulo, ¿Por que me persigues?",Y él dice, "¿quien eres,Señor?",y la voz le responde: "Soy Jesús a quien persigues?" y Saulo le respondió: "¿que quieres que yo haga?", Y Jesus le dijo: " levántate y entra a la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer"
PRIMER VIAJE DE PABLO: Partió de Seleucia, puerto de Antioquía en donde predico durante un año, después de eso salió hacias Chipre en ese lugar era donde predicaban a los" no-judios" o paganos.
SEGUNDO VIAJE DE PABLO: Parten deste Antioquía hacia Silicia y Siria, en Listra se les une Timoteo, se les une Lucas en las regiones de Firigia y Mistia. En Macedonia funda la primera comunidad cristiana llamada Los Filipos.
Es de esa forma en que la iglesia cristiana por fin se expande y toma un papel muy importante.
LAS PERSECUCIONES IMPERIALES:
Primera persecución, bajo Nerón, alrededor del año 64: A Nerón el pueblo le atribuyó el incendió Roma; para escapar a la ira de la población, se le ocurrió culpar a los cristianos de este crimen. Fueron detenidos los cristianos de Roma y muchos fueron crucificados en el monte Vaticano, en las cercanías de Roma. San Pedro y san Pablo murieron en esta persecución.
Segunda persecución, bajo Domiciano, alrededor del año 95: Este emperador tuvo fama de cruel y tirano en vida.
Tercera persecución, bajo Trajano, alrededor del año 107: El papa san Clemente fue una de sus primeras víctimas; Simeón, segundo obispo de Jerusalén, fue crucificado; san Ignacio, obispo de Antioquía, fue arrojado a los leones en el anfiteatro de Roma.
Plinio el Joven, gobernador de la provincia de Bitinia, envió al emperador Trajano un excepcional informe acerca de los cristianos, en el cual decía: «Se reúnen en ciertos días antes del amanecer para cantar himnos de alabanza en honor a Cristo, su Dios; toman juramento de abstenerse de ciertos crímenes y comen de un alimento corriente pero inocente» (presumiblemente alude a la comunión eucarística).
Esta persecución continuó bajo Adriano, quien condenó a santa Sinforosa y a sus siete hijos a la muerte. Profanó los lugares sagrados de Jerusalén, y erigió estatuas de dioses paganos en el lugar del calvario y sobre el sepulcro de Jesucristo.
Cuarta persecución, bajo Marco Aurelio, cerca del año 167: San Policarpo, discípulo de san Juan y obispo de Esmirna, sufrió martirio en la hoguera a los 86 años de vida. La persecución fue muy dura en Lyon y Vienne (Francia), donde fueron martirizados san Potino, primer obispo de Lyon, y Blandina, un joven esclavo.
Quinta persecución, bajo Septimio Severo, alrededor del año 202.: A pesar de que este emperador había sido curado por un cristiano, se volvió en contra de ellos. San Clemente de Alejandría dijo de esta persecución: «Todos los días se queman y crucifican mártires antes nuestros ojos». San Ireneo sufrió en Lyon, santa Perpetua y santa Felicidad en Cártago.
Sexta persecución, bajo Maximino, alrededor del año 236: Por razón de muchos terremotos, que los paganos atribuían al olvido de sus dioses, se demandó otra persecución de los cristianos al grito de «¡Los cristianos a los leones!». Dos papas, Pontiano y Antero, y muchos otros, sufrieron martirio.
Séptima persecución, bajo Decio, cerca del año 250: Fue la persecución más sangrienta y sistemática hasta el momento porque quería terminar con la Iglesia matando a sus líderes, por lo que se dirigió especialmente contra los obispos y el clero. El emperador Decio la decretó con la excusa de que el cristianismo y el Imperio romano nunca podrían reconciliarse. Entre las víctimas se encuentran las vírgenes santa Águeda y santa Apolonia.
San Cipriano escribió entonces que: "El emperador Decio se había vuelto tan celoso de la autoridad papal que dijo: "Prefiero tener un rival en mi imperio que escuchar de la elección del sacerdote de Dios (san Cornelio) en Roma".
Octava persecución, bajo Valeriano, cerca del año 258: En Roma, el papa Sixto II y su diácono, san Lorenzo, fueron martirizados. Cuando se le pidió los tesoros de la Iglesia, san Lorenzo reunió a los pobres y los enseñó a su perseguidor diciendo: «He aquí los tesoros de la Iglesia». San Lorenzo murió asado en una parrilla.
En útica, áfrica, 153 cristianos fueron arrojados a las fosas y cubiertos con cal viva.
Novena persecución, ordenada por el emperador Aureliano, y que llegó a fin prematuro a causa de la muerte violenta de éste.
Décima persecución, bajo Diocleciano, alrededor del año 303: Superó a todas las demás en violencia y crueldad. San Sebastián, tribuno de la guardia imperial, sufrió una muerte lenta al ser ejecutado con flechas. Santa Anastasia, la joven santa Inés de Roma, santa Lucía de Siracusa y muchas otras vírgenes consagradas obtuvieron el laurel del martirio. Santa Catalina, virgen noble y culta de Alejandría que reprochó al césar Majencio por su crueldad contra los cristianos y que refutó a los filósofos paganos de su corte, murió por la espada.